¿Cuáles son los objetivos de la Entrevista?
Nos ven, antes de oírnos. La imagen personal tiene especial importancia. Para acertar con el vestuario, lo que importa es ser coherente y acatar lo que dictan las normas en relación al sector de actividad empresarial y el lugar concreto al que optas.
El entrevistador quiere una persona sociable que sea capaz de integrarse en la empresa con un buen trato con los demás compañeros y clientes. Las personas tendemos a ayudar y pensar mejor sobre aquellos que nos caen bien. Si sonreímos estamos afectando a las emociones del entrevistador y damos una impresión más positiva en su evaluación. La sonrisa atrae, sugiere confianza y optimismo, relaja y disimula los nervios y predispone positivamente a nuestros interlocutores.
El contacto visual potencia el interés y facilita la comunicación. Mira alternativamente a todos tus interlocutores con una mirada directa. Asentir con la cabeza denota escucha activa y disposición. Jugar con objetos denota nerviosismo e inseguridad. Frotarse las manos denota impotencia. Entrelazar los dedos demuestra autoridad y voluntad de entendimiento.
El lenguaje debe ser claro, simple y estructurado, evitar ‘muletillas’ y ‘palabrotas’. Hay que ser honesto y sincero. Hablar con un tono de cordialidad, conciso y concreto. No hablar mal de la actual o anterior empresa.
Es bueno ensayar la entrevista antes, planificar qué quiero conseguir, qué decir y cómo decirlo. A un campeón de golf le dijeron una vez que tenía mucha suerte y contestó: ‘Sí, y cuanto más entreno más suerte tengo’. Busca y explora la página web de la compañía, céntrate en qué están buscando. Hay que recordar nuestros puntos fuertes y nuestras áreas de mejora.
Y recuerda: No habrá una 2º Oportunidad para generar una 1ª primera Impresión.